jueves, 22 de noviembre de 2012

Soledad o compañía

Ahora lo recuerdo, solía estar sola aunque rodeada de gente pero siempre manteniendo cierta distancia, intentaba no mezclar sentimientos en las relaciones con otros. Lo hice desde que tengo uso de razón, no quería salir lastimada... No quería ser honesta y que las personas supieran como me sentía... Siempre he sentido vergüenza de mis sentimientos, siempre he tenido miedo de que los demás se rían de como me siento... Las veces que lo hice mi alma sufrió daños que no sé si podré superar, ¿Por qué olvidé seguir ese protocolo de nuevo? Volví a confiar... volví a creer... volví a equivocarme.
¿Por qué justo ahora? ¿Por qué no me dejan ser honesta? Justo ahora que me gustaba estar acompañada, ahora que me gustaba comer con gente, compartir, decir lo que sentía en el momento que lo sentía... ¡¿Por qué?!
La diferencia entre yo y ellos es que yo no los dejaría solos cuando me necesitan, la diferencia es que cumplo mis promesas, la diferencia más grande es que yo si sé de soledad.

Levantarte, casi no dormir, subirte a la micro, ver a la gente... mirar mirar mirar... llegar a la U mirar mirar mirar... salir, beber beber beber beber, VOMITAR! seguir bebiendo.
Salir mirar mirar mirar... ESTUDIAR!... creer que tienes sueños pero no saber cuales son.
OBSESIONARTE!.
AMAR UN FANTASMA! pensar, querer confiar, querer creer... solo querer.
LLORAR! sin tener soluciones, solo llorar.
Todo esto, ¿De verdad vale la pena?

domingo, 18 de noviembre de 2012

Ahora lo entiendo...
Nunca me han gustado los bebés, no es que me lleve mal con ellos es solo que no me gustan, solo que no se tratar a nadie con amor, ni con cuidado, me da miedo lastimar a un niño/a, es porque me hacen recordar lo que fui un día...
Pero ahora lo entiendo, no es que no me gusten, solo era miedo, miedo a saber que ya crecí, que quizá jamás tendré uno, que son demasiado maravillosos como para ser parte de mi vida.
Una vida que está rota y colapsada de pura mierda.
Pero desde que la vi por primera vez, tan pequeña, tan pasiva, tan ella... Un trozo de cada uno de ellos, de mi segunda familia.
¿Cómo podría no amar a esa criatura?
Sería imposible.
Josefina Ignacia, ya no tengo miedo.